martes, 27 de febrero de 2018

Silenciosa pero preocupante, así es la depresión infantil, un trastorno que no debe ser ignorado


La depresión infantil es un problema que suele pasar desapercibido. ¿La razón? Muchos adultos consideran que es imposible que un niño, que no tiene preocupaciones ni responsabilidades, caiga en este estado.

Pero las estadísticas indican lo contrario: según los datos de recientes investigaciones 1 niño de cada 100 y 1 de cada 33 adolescentes sufren depresión. Lo grave del asunto es que solo un 25% de los niños y adolescentes con este trastorno son diagnosticados y tratados.


¿Cómo identificar a un niño deprimido?

Es importante saber distinguir entre tristeza y una posible depresión infantil. Para ello se debe tener en cuenta la frecuencia, intensidad y duración de las conductas, así como el malestar del menor, cómo interfiere en su rutina, si presenta irritabilidad y enfado, poco apetito, problemas para dormir, agitación y síntomas psicofisiológicos o motores.

Algunos factores de vulnerabilidad que los arrastran a este estado, son la falta de habilidades sociales, un déficit en la solución de problemas, el aislamiento social, un autoconcepto negativo, dificultades interpersonales con familiares o compañeros y actitudes disfuncionales con pensamientos de culpa.

La Teoría de indefensión aprendida y depresión infantil dice que para prevenir la depresión infantil, los niños deben sentir que lo que hacen tiene consecuencias esperables a su alrededor y para ellos mismos. Si no aprenden los posibles resultados que existen frente a sus actos y las consecuencias son aleatorias o difusas se encontraran totalmente perdidos.


¿Qué hacer en caso de depresión infantil?

Si sospechas que tu hijo sufre depresión lo mejor es acudir con un especialista.
El objetivo de estas intervenciones psicológicas es abordar los factores de riesgo y las conductas problemáticas que se encuentran asociadas a la depresión del menor. Estas terapias no sólo abarcan al niño, también a su familia y su entorno.

Recuerda que en la prevención de la depresión en menores es esencial que, ante todo, ¡esté presente la incondicionalidad del amor!

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