martes, 6 de marzo de 2018

Maltrato, explotación y moda, lo que hay detrás del alquiler de vientres en Ucrania



Muchas mujeres lo hacen por ganar más dinero sin saber que rentar su vientre les podría traer graves consecuencias

Ana no tenía problemas económicos. Si bien ya tenía una hija, su familia le ayudaba con la manutención; en Ucrania, eran una familia acomodada. Un día, en un viaje al oeste de su país, Ana escuchó que por alquilar su vientre, podría cobrar hasta 20 mil dólares. Pensó que sería buena idea hacerlo pues tenía ganas de comprarse un auto, una bolsa de marca o de comprar una casa nueva.

                  

Tiempo después, acudió a una clínica en Kiev para rentar su vientre a una pareja que no pudiera tener hijos. En la primera experiencia que tuvo, Ana sufrió el maltrato del personal de la clínica en donde ofreció su vientre. No le daban los cuidados pertinentes, tuvo problemas de salud y se dio cuenta que historias parecidas a la suya eran frecuentes.

Aún con el maltrato y la explotación que sufren en ciertas clínicas, muchas mujeres en Ucrania prefieren alquilar sus vientres para ganar más dinero. En los últimos dos años, esta práctica se disparó hasta en un mil por ciento, en este país en el que se puede rentar de manera legal un vientre.


Después de dar a luz y alquilar su vientre, las madres biológicas no tienen derecho legal sobre el bebé. 

Aunque muchas mujeres son explotadas, la mayoría de ellas alquila su vientre de una manera consciente y por elección propia. Pueden llegar a obtener entre 30 y 45 mil dólares, aunque no hay una cifra límite y se firma un contrato en el que se deja claro que la madre no tiene ningún derecho legal sobre el bebé.

Los requisitos que se les piden a las parejas, muchas de ellas extranjeras, es estar casadas, ser heterosexuales y comprobar médicamente que no tienen posibilidades de tener hijos. Se pide, además, que cualquiera de los dos tenga una conexión genética con el bebé. De manera inmediata, los padres que contratan el servicio aparecen como los padres biológicos en el acta de nacimiento.

Otro de los requerimientos indispensables para las mujeres que rentan sus vientres, es que deben ser madres de un hijo propio, pues eso evita que con los siguientes embarazos se cree un vínculo y terminen arrepintiéndose.


Ana ha alquilado su vientre en tres ocasiones. 

Los contras se hacen presentes en muchas ocasiones, sobre todo cuando las mujeres que rentan sus vientres se dejan contratar por clínicas que únicamente lucran con ellas o que las explotan para tener varios hijos. De acuerdo a la BBC de Londres, existe la posibilidad de que haya clínicas en donde se intercambien embriones o que se ofrezca un nivel alto de cuidados a las madres que rentan sus vientres, aunque esto no sea real.

En México, por ejemplo, una agencia que opera desde California, reveló que una madre que renta su vientre en nuestro país, lo hace por casi 14 mil dólares, aunque también llevan riesgos amplios como el contagio del virus del VIH por futuros padres infectados. La explotación en ellas es mayor, pues de acuerdo a Publimetro, muchas de ellas apenas y reciben el 10 por ciento del total que pagan los padres solicitantes.

    

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