domingo, 6 de agosto de 2017

Los Musulmanes

Mahoma no sabía escribir: él contaba sus revelaciones y éstas se mantenían por tradición oral. Las primeras transcripciones escritas de El Corán se realizaron sobre trozos de cerámica y, ya posteriormente, adquirirían forma de libro.

El Corán es más sagrado que los libros que componen la Biblia, porque no es un libro “inspirado por Dios”, como éstos, sino las palabras explícitas de Dios dictadas al profeta Mohammed (Mahoma), a través del arcángel Gabriel. 

El Corán habla de la Virgen María, a la que se trata con mucho más respeto que en muchas grupos protestantes, y de Jesús, al que se nombra como “hijo de María”, para indicar que es sólo hijo de ella, no hijo de Dios.

Jesús, en el Islam, es considerado un profeta, pero de menor nivel que Mahoma. Curiosamente, se admite la Resurrección real de Jesús (hecho que muchos grupos protestantes consideran sólo simbólico). También creen, como los cristianos, en su Segunda Venida, para juzgarnos. A pesar de eso, piensan que Mahoma fue superior a Jesús.

Arabia antes de Mahoma estaba escasamente poblada por habitantes de habla árabe. Algunos eran beduinos, pastores nómadas organizados por tribus, en ese tiempo, la mayoría de los árabes eran seguidores de las religiones politeístas, aunque unas pocas tribus seguían el judaísmo, el cristianismo (incluido el nestorianismo) o zoroastrianismo. La ciudad de la Meca era un centro religioso para algunos politeístas árabes norteños, ya que contenía el muro sagrado del Zamzam y un pequeño templo, la Kaaba.

Para la religión musulmana, el sexo no sólo queda reducido a la procreación sino que más bien lo contempla como un don divino. Es decir, mientras los cristianos están obligados a abstenerse sexualmente para mantenerse castos hasta el matrimonio, los musulmanes están obligados a disfrutar del sexo ya que para eso Alá nos concedió la sexualidad.

El velo, en el periodo pre-islámico se utilizaba simplemente para distinguir las mujeres libres de las esclavas, después con el nacimiento de Mahoma, solamente se utilizaba el velo para distinguir y respetar a las esposas de éste, hasta que se volvió una prenda femenina obligatoria para ocultar el pelo de las mujeres o lo que es lo mismo, ocultar la sensualidad de la mujer para mantener su postura sumisa y así respetar a su amo y celador, su marido.

Algunos teólogos islámicos piensan que en el Evangelio de San Juan, ya está profetizada la llegada de Mahoma, cuando Jesucristo dice: “Detrás de mí vendrá el Espíritu Santo”. Según ellos, Jesús habla de que, tras él, vendrá “un espíritu santo”, al que habrá que respetar como a ninguno. Alegan, además, que, en el arameo que empleó Jesús en esas palabras, realizó un juego de voces en el que se dejaba entrever la palabra Muhammad (=Mohammed, Mahoma).

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