viernes, 22 de diciembre de 2017

Decapitaciones y violaciones públicas, parte de los testimonios de la violencia en el Congo


Los actos violentos, además, han provocado el desplazamiento de millones de pobladores de Kasai.

Poco a poco la desnudaron ante la mirada de miles de personas. Su cuerpo quedó al descubierto y el brillo que su piel de obsidiana emanaba estaba a punto de ser opacado por una violación a manos de su propio hijastro.
Desde agosto del 2016, la República del Congo es territorio sin ley. En Kasai, por ejemplo, la violencia impera en la región desde el asesinato del líder tribal Kamuina Nsapu y de la respuesta que hubo ante ese acto, donde mataron a todos los colaboradores del estado, lo que desató desplazamientos y masacres que muy pocos se atreven a contar.

La violencia desplaza a los habitantes de Kasai. (Foto: UN Org)

Hay algunos que sobrevivieron y ahora que quieren contar la historia, con la esperanza de que cada vez que lo hagan se olviden las muertes y los desplazamientos ejecutados con brutalidad por parte del ejército local. Pero ahora Kasai huele a muerte, huele a miedo, huele a hambre.
El contexto político de Kasai no es sencillo. Durante el mes de abril del 2016, la milicia local de Kamuina Nsapu se enfrenta con tropas gubernamentales y es justo en Kasai en donde se han encontrado más de 80 fosas comunes. Tan sólo en ese período, la Agencia de la ONU para los refugiados (Acnur, por sus siglas en inglés), registra cerca de millón y medio de desplazados, de los cuales 850 mil son niños.

Muchos de los desplazados tienen que salir huyendo de la violencia. (Foto: BBC)
Después del asesinato de Kamuina Nsapu, los pobladores decidieron nombrar así a su tribu y combatir lo más que pudieran contra el ejército por no ser desplazados, pero la violencia con la que las autoridades los repliegan los ha rebasado.
«Los militares capturaban personas y las arrojaban al río», declararon los testigos a BBC. La gente comenzó a huir y esconderse. «Los seguían, los mataban y los tiraban al agua», indicaron otros más que pidieron el anonimato porque ya habían sobrevivido a la primera masacre en la República del Congo.
Las decapitaciones también alcanzaron a muchos niños de Kasai. (Foto: UN org)

«Vi a personas con machetes, pistolas y palos. Estaban decapitando personas, cortando brazos y piernas, rajando vientres. Tuve que trepar sobre cadáveres para huir», declaró otro de los sobrevivientes a una de las más crueles matanzas de las que no se habla en el Congo.
Las decapitaciones, reporta la BBC, suceden casi diariamente. Un activista que laboraba en el registro de votantes para las elecciones del 2018, era visto más como un representante del Estado y él, junto con su yerno (un ingeniero que mantenía carreteras para el gobierno), fueron decapitados.

El hambre y la desnutrición también está matando a los más indefensos. (Foto: BBC)

Los miembros de la milicia no soportaron mucho. Miles de ellos caminaban con armas caseras y otros más cargaban con amuletos que pensaban los protegerían de las balas. Incluso a aquellos que eran civiles que no pertenecían a Kamuina, los asesinaban en las calles.
No hay manera de detener la violencia. Las imágenes que son parte del espectro que hoy conforma Kasai son únicamente de violaciones, de decapitaciones, de abusos. No hay forma de que, incluso la ONU, pueda hacer algo por una comunidad en la que la pérdida de vidas se volvió cada vez más común.

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