sábado, 23 de diciembre de 2017

Qué es la novela policíaca y por qué es el mejor género de la literatura


La Literatura ofrece un mar de géneros y subgéneros completamente diferentes, sin embargo, la novela policiaca reúne demasiados elementos como para posicionarse como 'El' estilo literario por excelencia.

Un buen escritor pone frente a ti grandes historias, pero sólo el que es excelente las construye junto a ti. Ya basta de autores que nos tratan como si fuésemos descerebrados o de aquellos que piensan que tienen en sus mentes todos los secretos del Universo. Un lector también debe ser partícipe de la historia; aliarse, en el caso de la novela, con el narrador o con alguno de los otros elementos que construyan la trama. Convertirse, por supuesto, en un personaje más.

                        
                

Antes de la llegada la novela policíaca, pensar en un texto que llegase a ese nivel de didáctica era casi imposible; algunos autores ─sobre todo en cuestiones de crítica y ensayo─ entablaban diálogos con sus lectores, los cuestionaban y les hacían ver que, probablemente, todo lo que habían creído hasta ahora no era más que una ilusión, o simplemente el diálogo que se entablaba era sólo informativo. Pero algo que hiciera a un lector partícipe de la trama continuaba siendo una verdadera utopía hasta 1841, cuando gracias a Edgar Allan Poe la novela policíaca comenzó a dar sus primeros suspiros.

                                
                                 

«La novela policíaca es un relato donde el razonamiento crea el temor que se encargará luego de aliviar». ─ Thomas Narcejac

Cuatro cuentos ─"Los crímenes de la calle Morgue", "El misterio de Marie Rogêt", "La carta robada" y "El escarabajo de oro"─ bastaron para que Poe pudiese inaugurar un género completamente nuevo en el que ya no los villanos, sino verdaderos criminales, son capaces de esconderse incluso en medio de las delgadas páginas de un libro. Lo héroes pasan de ser semidioses o valientes guerreros a verse más como personas normales. Policías o detectives desempleados que llevan una vida de porquería tratando de que un crimen, que al principio no tenía sentido, les permita reivindicar sus vidas o al menos regresarles un poco del honor que creyeron perdido.

                                 
Mientras que la novela policíaca norteamericana ─llamada también novela negra─ formula a través de sus páginas una estética callejera perfectamente descrita en libros como The Black Dahlia de James Ellroy o The Killer Inside Me de Jim Thompson ─cuya obra fue revelada unos años después de su muerte─, su contraparte inglesa trata de generar imágenes más pomposas, urbanas sin duda pero con esa elegancia propia de la sociedad inglesa que se ve reflejada en los libros de Agatha Christie y, por supuesto, Sir Arthur Conan Doyle, a quien recordamos eternamente por regalarnos a Sherlock Holmes. No obstante, a pesar de ofrecer enfoques diferentes acerca de la urbe, ambas vertientes coinciden en que la construcción de las historias debe de ser algo que necesariamente involucre a los lectores.

           
                              

Al combinarse ambas vertientes, se ha podido llegar a una unificación del género, es decir, que ahora sí se pueden enumerar las características de éste, siendo la participación directa o indirecta del lector una de las más importantes. En cuanto al lenguaje utilizado por los personajes ─que la mayoría de las veces funcionan también como narradores─, el uso de eufemismos o cualquier metáfora que oculte el verdadero argot callejero será el mayor de los errores, pues todo el mundo sabe que la calle no está para ser suavizada sino asumida con todas sus manchas, grietas y vagabundos andrajosos que podrían ser la clave para resolver un asesinato. Absolutamente todo importa.

                  

Con héroes tan parecidos a nosotros mismos, nihilistas y con poco sentido de la ética, es fácil comprender por qué se trata del mejor género literario de nuestro tiempo. El siglo XX vio con orgullo el Boom Latinoamericano, para el XXI el único boom existente es el que producen las armas de fuego y los cráneos suicidas que se estampan contra la acera creando una mancha de sangre que servirá como punto de partida para que, tanto detective como lector, pongan manos a la obra hasta encontrar los motivos de una muerte que parece inexplicable.

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