viernes, 15 de diciembre de 2017

La perturbadora teoría detrás de la existencia de las sirenas

     
En 1989 se estrenó una de las películas animadas más recordadas en el mundo por su música: "La Sirenita". En esta, el cangrejo Sebastián le canta a Ariel, la sirena heredera al trono de Poseidón, sobre lo bello que es vivir en el mar. Haciendo caso omiso, Ariel se escapa para conseguir un par de piernas y convertirse en humana.

En la naturaleza pasó algo similar con una criatura misteriosa. No era una sirena convencional con el torso desnudo y una gran cola de pez que se mueve entre las aguas seduciendo marineros. En realidad, se trata de un simio acuático.

                            
Ésta teoría fue sugerida por Max Westenhofer en 1942, sin embargo, fue hasta 1960, que el biólogo marino Sir Alister Hardy la retomó y tomó más auge. A pesar de ello, el desarrollo de los estudios tuvo que esperar hasta que la escritora feminista Elaine Morgan retomó la hipótesis de una forma considerada actualmente pseudocientífica; al desarrollar y promocionar la hipótesis en su primer libro sobre el tema, "The Descent of Woman", de 1972. Siguió con la misma línea sus escritos posteriores: "The Aquatic Ape", "The Scars of Evolution" y "The Aquatic Ape Hypothesis".


Los indicios de que esto pudiera ser verdad recaen en la existencia de un antepasado casi inmediato del hombre, que habitaba la costa africana. La necesidad de conseguir alimentos y esconderse de depredadores los los orilló a sumergirse en el mar, desarrollando partes del cuerpo que les ayudaran a sobrevivir en ambos ecosistemas. Sin embargo, se piensa que el hecho pudo haber originado el nacimiento dos sub especies distintas, una terrestre y la otra con características marinas, es decir, anfibios.

                          
Los argumentos principales de esta teoría involucran elementos físicos. La desnudez era la principal, ya que la mayoría de los animales marinos no tienen pelaje o es muy fino. Lo mismo ocurre con los animales que habitan cerca de ambientes acuáticos como hipopótamos o elefantes. Se piensa que tendría cabello similar al humano con el fin de que las crías se sujetaran de él cuando estuvieron dentro del agua.

Los seres humanos somos los únicos que andamos en dos piernas, liberando nuestras manos para poder crear herramientas, pero generándonos problemas de espalda y el sistema óseo en general. Los animales evitan cualquier tipo de molestia fisiológica andando en cuatro patas, incluso es de gran ayuda en las hembras cuando están por parir. El simio acuático al ser predecesor del humano, pudo haber sido bípedo. La diferencia es que en el agua su espalda se mantenía recta sin hacer esfuerzo como en la superficie.


                                             

Su respiración es clave. Los seres humanos y los mamíferos acuáticos tenemos un sistema respiratorio similar que nos permite controlar la respiración a voluntad dentro de nuestro propio ecosistema. El simio acuático pudo tener la ventaja de habitar en los dos.

La grasa corporal pudo haber sido mayor en el simio acuático ya que al ser más parecido al ser humano, la conservaba hasta eliminarla con ejercicios o movimientos. Mientras que los mamíferos terrestres la hibernan y conservan hasta que su uso es necesario; cuando ya no la requieren, la expulsan.

                        
Las lágrimas y sudoración excesiva, son procesos biológicos considerados como evidencia clara en favor de la hipótesis. Se piensa que el simio acuático tenía dedos pulgares e índice similares al del ser humano, que a decir verdad, en la tierra no le eran tan útiles como en el mar. En este lugar se desenvolvían con naturalidad y destreza, además de que los partos eran dentro del agua. Ésta puede ser una explicación a la habilidad (tal vez adquirida) que tenemos para movernos dentro del agua sin mucho problema.



Dentro de la teoría, existe un punto en el que se confirma que tenían un lenguaje propio, quizá no tan desarrollado como el de los humanos, pero sí muy complejo. Todas éstas suposiciones suenan muy lógicas si el simio acuático es antecesor casi directo del ser humano.


                   
Sin embargo, los detractores de la teoría la descartan argumentando que no hay restos fósiles del animal, entre otras revocaciones como la que asegura que ningún mamífero acuático es bípedo y que existen muchos mamíferos con pelaje que pueden estar en dos ecosistemas diferentes, como las nutrias y castores.La teoría fue dejada de lado hasta hace unos años, cuando diversos estudios sugirieron que en efecto, podrían existir animales acuáticos con lenguajes muy desarrollados y la evolución de las extremidades de algunas especies que pudieron convertirse en una cola de pez, como las sirenas de los cuentos. Entonces, ¿crees que esto puede ser posible?



Tal vez, al igual que Ariel, prefirieron quedarse en la superficie para convertirse en seres humanos. Puede ser que las sirenas hayan preferido esconderse de nosotros en el fondo del mar durante milenios, pero el rigor de la ciencia apunta a que sólo se trata de una teoría pseudocientífica que no tiene margen de aplicación en la realidad. La teoría del mono acuático es emocionante y misteriosa, pero tales características no deben ser pretexto para diferenciar toda la imaginativa que responde a la ficción de la que sirve a la empresa colectiva más grande que jamás se haya puesto en marcha: la ciencia.

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