domingo, 3 de diciembre de 2017

La última esperanza de los arrecifes de coral


El sustento del frágil ecosistema de la Gran Barrera de Coral podría depender de tan solo 100 arrecifes individuales, revela una investigación.

Hasta un 25% de las especies marinas dependen de los arrecifes de coral, uno de los animales más importantes del océano. Este organismo es vital para la vida en los océanos, pero son ecosistemas frágiles y, en los últimos años, muy amenazados.


Pese a ello, puede que todavía haya esperanza para los arrecifes de coral: según una investigación conjunta de la de la Universidad de Queensland, el Instituto Australiano de Ciencias Marinas y la Universidad de Sheffield, todavía existen 100 arrecifes en la Gran Barrera de Coral que son clave para promover la recuperación regional del ecosistema.


¿Qué les ocurre a los arrecifes de coral?

La emblemática Gran Barrera de Coral de Australia, un gran ecosistema coralino que consta de más de 3800 arrecifes individuales, ha sufrido recientemente graves daños, incluidos casos sin precedentes de blanqueamiento de corales en los últimos dos años.

La gravedad de este hecho ha llamado la atención de la comunidad científica sobre el estado actual de los arrecifes de coral en todo el mundo y los desafíos que se deben enfrentar para preservarlos.


Los resultados de la nueva investigación sugieren que estos arrecifes no solo parecen estar menos expuestos a los efectos dañinos del blanqueamiento y la depredación de las estrellas de mar, sino que además están bien conectados con otros arrecifes por las corrientes oceánicas, y por lo tanto poseen el potencial de proporcionar larvas de coral para apoyar la recuperación de otros arrecifes.


Estos 100 arrecifes que cumplen tres criterios imprescindibles para promover la recuperación de los corales:


En primer lugar, los arrecifes deben estar en áreas frescas y rara vez sufren daños por el blanqueamiento de los corales; esto significa que los corales son relativamente saludables en estos arrecifes y capaces de suministrar larvas (huevos fertilizados) a otros arrecifes.

En segundo lugar, debido a que las larvas viajan en corrientes oceánicas, los arrecifes deberían ubicarse en áreas que suministren larvas a tantos arrecifes como sea posible.

Por último, aunque estos arrecifes deberían suministrar larvas de coral, no deberían extender las larvas de la estrella de mar de la corona de espinas.


Los arrecifes corren serio peligro

Pese a todo, estos hallazgos de ninguna manera sugieren que los corales de la Gran Barrera de Coral estén seguros y en perfecto estado, advierte el Dr. Hock: "El hecho de que el estudio solo identificara alrededor de un centenar de estos arrecifes a lo largo de los 2300 kilómetros de longitud de la Gran Barrera de Coral hace hincapié en la necesidad de una protección local efectiva de lugares críticos y la reducción de las emisiones de carbono para apoyar este ecosistema majestuoso”.

Los investigadores están de acuerdo en que es posible salvar la Gran Barrera de Coral pero para ello, es necesario mitigar seriamente el cambio climático.

Enfocar los esfuerzos en estos arrecifes bien conectados y monitorear su salud puede ser un paso en la dirección correcta, pero el ecosistema sigue siendo vulnerable a los impactos de múltiples factores estresantes.

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