domingo, 11 de marzo de 2018

La predicción más increíble de Einstein es cierta: ¡Las ondas gravitacionales existen!


Albert Einstein tenía razón y un siglo después se ha comprobado. Las ondas gravitacionales existen y un experimento realizado en Estados Unidos permitió detectarlas por primera vez. El hallazgo confirma también la existencia de agujeros negros en el espacio

“Einstein explicó hace 100 años que el espacio-tiempo no es un vacío, sino un tejido en cuatro dimensiones que puede ser movido, empujado o desplazado según los objetos se mueven a través de él. Precisamente esas distorsiones, esas perturbaciones generadas por los cuerpos celestes son la causa de la atracción producida por la Gravedad.
                                     

Pero las predicciones del físico alemán fueron aún más lejos. Según la Teoría Relatividad General, existen ondulaciones en el espacio-tiempo (ondas gravitacionales) que se forman cuando suceden acontecimientos de enorme violencia cósmica, como la colisión de agujeros negros o la explosión de una estrella (supernova). Einstein predijo esto en 1916, pero dijo que estos eventos ocurren tan lejos de la Tierra que serían casi indetectables. Ese fue su único error, por suerte uno ya sin importancia.
En una conferencia realizada en Washington, los responsables del Observatorio de Interferometría Láser de Ondas Gravitacionales (LIGO) anunciaron que lograron captar las ondas producidas por el choque de dos agujeros negros. La comunidad científica está entusiasmada no solo por la posibilidad de encontrar ondas de agujeros negros de toda la historia, sino también por la chance de encontrar palpitaciones procedentes del Big Bang y tener así un entendimiento más preciso de qué ocurrió en el origen del Universo.
                                

Según los científicos del LIGO, se ha detectado por primera vez en la historia ondas en el espacio-tiempo producidas por la colisión de dos agujeros negros, uno 36 veces, y el otro 29 veces más grandes que el Sol, a una distancia de más de mil millones de años luz de la Tierra.
Antes del ‘choque’ los agujeros daban vueltas uno alrededor del otro a razón de 250 veces por segundo a una velocidad dos veces inferior a la de la luz. Su colisión se tradujo en ondas gravitacionales que crearon una enorme ‘tormenta’ en la que el flujo de tiempo se desaceleraba y luego se aceleraba para ralentizarse de nuevo después.
Esto fue ‘escuchado’ por el LIGO, explicó a ‘The New York Times‘ el doctor Kip Thorne, del Instituto de Tecnología de California (Caltech).
                         

¿Qué genera estas ondas?
Las ondas gravitacionales se asemejan al efecto que se produce en una cama elástica cuando algo cae sobre ella. Cuanto más grande es el objeto, más ondulación producen. Por ejemplo, en nuestro sistema solar las ondas gravitacionales más fuertes son aquellas que se deben a los movimientos del Sol y Jupíter.
¿Y ahora qué?
El descubrimiento puede abrir una nueva etapa en el estudio del universo, ya que, a diferencia de la luz, las ondas gravitacionales pueden penetrar en objetos gigantes y misteriosos como los agujeros negros. Es decir, el hallazgo de esta ondas puede abrir el camino a otros aún más sorprendentes e incluso podría darnos la respuesta sobre los orígenes del universo.
¿De dónde venimos? ¿Hacia dónde vamos? Ambas son preguntas que no solo tienen respuestas de orden filosófico, sino también físico. Con este reciente descubrimiento estamos más cerca de obtenerlas.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario