lunes, 9 de octubre de 2017

El pueblo que derrotó a los nazis por primera vez

Sabemos que la Segunda Guerra Mundial fue un conflicto bélico que marcó la historia de nuestro planeta, ¿pero por qué es tan importante que aún en nuestros tiempos recordemos y analicemos cada suceso de este periodo? Las enormes pérdidas humanas que ocurrieron durante los seis años que duró la guerra (1939-1945) la convierten en un doloroso recuerdo al que inevitablemente tenemos que volver, precisamente para no olvidar las terribles consecuencias que pueden tener la intolerancia y el egoísmo, aunados a la sed de poder. Y porque “el pueblo que no conoce su historia está condenado a repetirla”.

Cuando escuchamos “Segunda Guerra Mundial” pensamos rápidamente en Adolf Hitler, ya que se convirtió en la figura icónica del fascismo europeo —a pesar de que Benito Mussolini fue el creador de este movimiento— que se extendía rápidamente en esos años. Y aunque son bien conocidas la ideología y las políticas de este personaje, al momento de identificar las causas de su caída es cuando encontramos mayor divergencia. Si bien Hitler ocasionó que se unieran dos ideologías tan opuestas como el comunismo y el capitalismo para combatir al frente Alemán, su sombrío destino quedó trazado prácticamente en tres palabras: Batalla de Stalingrado.


La Batalla de Stalingrado se caracterizó particularmente por su larga duración, el extenso territorio de 100 mil kilómetros cuadrados en el que se desarrolló y la participación de más de 2 millones de efectivos, 2 mil tanques, 2 mil aviones y 26 mil piezas de artillería. En esta batalla el Ejército Rojo de la Unión Soviética y la Wehrmacht de la Alemania nazi se disputaron el control de la ciudad soviética de Stalingrado —actualmente Volgogrado—, luego de que Alemania iniciara la Operación Azul en la que buscaba adueñarse de los pozos petrolíferos del Cáucaso.

El 15 de julio de 1942, Stalingrado fue declarado oficialmente en estado de guerra. Debido a la desventaja en que se encontraba el ejército soviético con respecto al alemán en cuanto a la proporción de fuerzas, sabían que podrían detener sólo temporalmente al enemigo. El ejército alemán se había percatado del punto débil del enemigo; sin embargo, no pudo alcanzar su objetivo debido a la resistencia que opusieron los soviéticos. Un mes después de que se declarara el estado de guerra sólo un cuarto de la población de la ciudad había partido, y quienes se quedaron prepararon más de 2 mil 800 kilómetros de líneas defensivas, 2 mil 730 trincheras y mil 880 kilómetros de obstáculos antitanque. Además, desde el 28 de julio Joseph Stalin había enviado la famosa orden 227 —también conocida como “Ni un paso atrás”—, en la que se consideraba la retirada de la batalla sin previa orden como traición a la Patria.

Antes de esta batalla, el ejército alemán tenía como táctica romper directamente las defensas y rodear al enemigo sin necesidad de encuentros frontales; además amenazaban con quedarse cubriendo la ciudad en disputa, por lo que obligaban a los rusos a huir. Pero en esta ocasión cambiaron la efectiva técnica para luchar “casa por casa”, encontrándose con la ya mencionada resistencia soviética. Estos enfrentamientos tuvieron como consecuencia un total de aproximadamente 700 mil muertos y heridos alemanes durante los cuatro primeros meses de ataques. Pero esto no significaba que las cosas iban bien para Stalingrado. El 23 de agosto fue bombardeada masivamente durante casi todo ese día, acto que dejó más de 40 mil muertos e innumerables heridos.

Los primeros meses de la batalla se conocieron como la defensa. Es en el mes de septiembre cuando comienza la ofensiva del ejército rojo —también conocida como Operación Urano—, que dio paso a la decisiva contraofensiva del 19 de noviembre, en la cual al cuarto día de enfrentamientos los soviéticos lograron romper las posiciones del ejército alemán y rodear uno de los ejércitos de tanques. Ante esto, la respuesta de Hitler fue proveer a su ejército por aire; pero los aviones soviéticos no lo permitieron y los soldados alemanes se vieron desprovistos. Algunos morían de hambre y otros decidían entregarse; sin embargo, Hitler se negaba a renunciar a la toma de la ciudad, contra todos los pronósticos negativos y las terribles consecuencias que padecían los alemanes. Incluso ascendió a Friedrich Paulus —dirigente de dicha invasión— a mariscal como motivación para que no se rindiera.


Finalmente, el 2 de febrero de 1943 Paulus rindió a su ejército yendo contra las órdenes de Hitler, y a pesar de que unos 11 mil soldados continuaron luchando sin acatar la orden, en un mes el ejército rojo acabó con toda resistencia. Ésta fue la primera derrota para Alemania en la guerra, y la victoria más importante para la Unión Soviética también dio esperanza al resto de los aliados. La ciudad de Stalingrado recibió del rey Jorge VI de Inglaterra una espada forjada en la que se le: “A los ciudadanos de Stalingrado, fuertes como el acero, en señal de la admiración profunda del pueblo británico". Debido a que el ejército alemán ya no recuperó su fuerza, esta batalla es conocida como “el principio del fin de la Alemania nazi”.

Desafortunadamente, el siglo XX estuvo marcado por genocidios que cambiaron a la humanidad. Debemos conocer y recordar cada uno de ellos, para tener siempre en mente que jamás será válido atentar en contra de la vida de millones sólo por ganar guerras inútiles y despiadadas.

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