Sin embargo, el amor no es siempre igual. A medida que pasa el tiempo y crecemos, los sentimientos cambian.
Seguramente, al menos una vez en la vida has sentido alguno de estos tipos de amor (y posiblemente los tres). Pero si no lo hiciste no te preocupes: ¡el amor está esperando por ti!
Amor
de película:¿Cuántas veces hemos visto películas de princesas y hemos
soñado con un amor que perdure más allá de cualquier dificultad? Un amor
de película o de cuento de hada se siente así.
Después de quererlo durante mucho tiempo, cuando finalmente llega el amor nos parece totalmente perfecto. En general el primer amor es el más parecido al de cuentos de hadas, pero porque proyectamos en él todas nuestras fantasías.
Los mágicos atardeceres, las tardes tomados de la mano, la sensación de que nunca se va a acabar.
Todo eso sentimos cuando nos enamoramos como en un cuento de hadas. Lamentablemente, no siempre perdura. No importa. Este tipo de amor es tan intenso que nos enseña, nos muestra un camino, nos abre la cabeza y el corazón.
Amor
sin color de rosas:Al contrario de cuando nos sentimos viviendo una
película, a veces el amor nos encuentra en momentos complicados.
Más de uno se habrá enamorado, alguna vez, de la persona equivocada. Cuando esto pasa, se puede sufrir mucho.
El amor no es un sentimiento que se pueda elegir con la cabeza, sino que se sigue con el corazón. Por eso, a veces somos incapaces de separarnos de personas que lo único que consiguen es hacernos daño. Pero ahí seguimos.
Este tipo de amor es problemático, porque si no sabemos soltar a tiempo, puede que terminamos encerrados en una relación que nos duela.
Sin embargo, es muy importante, porque nos deja una gran enseñanza: querernos a nosotros mismos primero. Priorizar lo que verdaderamente nos hace felices, y, sobre todo, no forzar el amor cuando este ya no tiene lugar.
Más de uno se habrá enamorado, alguna vez, de la persona equivocada. Cuando esto pasa, se puede sufrir mucho.
El amor no es un sentimiento que se pueda elegir con la cabeza, sino que se sigue con el corazón. Por eso, a veces somos incapaces de separarnos de personas que lo único que consiguen es hacernos daño. Pero ahí seguimos.
Este tipo de amor es problemático, porque si no sabemos soltar a tiempo, puede que terminamos encerrados en una relación que nos duela.
Sin embargo, es muy importante, porque nos deja una gran enseñanza: querernos a nosotros mismos primero. Priorizar lo que verdaderamente nos hace felices, y, sobre todo, no forzar el amor cuando este ya no tiene lugar.
El
amor maduro: Puede que después de algunas experiencias de amor
complicado, decidamos que nunca más dejaremos expuesto nuestro corazón.
Que a partir de entonces, nunca más vamos a querer.
Sin embargo, los sentimientos son más fuertes que la cabeza, y siempre terminan venciendo. Es ahí, generalmente, cuando aparece el amor maduro.
Es aquel que logra atravesar todas nuestras barreras y nuestros recelos. Al que, finalmente, nos entregamos rendidos. Porque aunque hayamos intentado decirle que no, ha sido más fuerte.
En general, es la clase de amor más duradero, porque no está basado en un deslumbramiento pasajero. Es, al contrario, un amor que se forja con tiempo, y conociendo realmente a la otra persona. Con sus virtudes, e incluso con sus defectos.
Sin embargo, los sentimientos son más fuertes que la cabeza, y siempre terminan venciendo. Es ahí, generalmente, cuando aparece el amor maduro.
Es aquel que logra atravesar todas nuestras barreras y nuestros recelos. Al que, finalmente, nos entregamos rendidos. Porque aunque hayamos intentado decirle que no, ha sido más fuerte.
En general, es la clase de amor más duradero, porque no está basado en un deslumbramiento pasajero. Es, al contrario, un amor que se forja con tiempo, y conociendo realmente a la otra persona. Con sus virtudes, e incluso con sus defectos.
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