Toda acción tiene una reacción y aquellas cosas buenas que hacemos por los demás, tarde o temprano se nos multiplicarán, así como también las malas, aunque claro, no debemos de pensar en lo que obtendremos al ser generosos con los otros, simplemente debe nacernos y estar conscientes de que hoy puede ser esa persona y mañana tú, la vida da muchas vueltas.
A pesar de que hasta el más mínimo gesto puede cambiar la vida de alguien, es curioso como muchas personas cierran los ojos ante las desgracias ajenas, ignorando que algún día pueden encontrarse en la misma situación y necesitar ayuda. Sin embargo, la siguiente historia nos demuestra que aún hay personas de gran corazón que hacen el bien sin mirar a quien, esperamos te logre inspirar.
Kate McClure es una joven de Nueva Jersey. Un día cuando conducía, su vehículo se paró repentinamente y con temor, Kate lo llevó hasta la orilla de la carretera. Después decidió bajar del auto y dirigirse a una gasolinera cercana pues al parecer era su única opción. Inesperadamente en su camino apareció un mendigo que le dijo que volviera a su auto y cerrara todas las puertas con seguro.
Sin preguntar lo que ocurría, con gran temor la joven hizo lo que le había pedido el hombre. Después de casi una hora, el hombre volvió hacia con Kate y le entregó un botella con gasolina, sus únicos 20 dólares los había gastado en una completa desconocida, sin embargo, él lo hizo de buena fe y no esperaba nada a cambio.
Johnny Bobbitt Junior, era el hombre del mendigo y tenía 34 años. Por varios años fue conductor de ambulancia pero ya tenía un año viviendo en la calle. Le habían ofrecido un buen empleo en Filadelfia pero sólo lo habían estafado y al quedarse sin nada pensó en pasar una noche en la calle pero luego eso se convirtió en días, semanas, meses y ahora ya tenía un año en dicha situación.
A pesar de no tener nada, él decidió hacer una buena acción por alguien que no conocía, sabía que Kate se exponía mucho al caminar sola por la carretera así que decidió invertir sus únicos 20 dólares para salvar su día y quizás también su vida.
Kate estaba muy agradecida por la acción del buen hombre y decidió pagarle con creces su noble acción. Todos los días, la mujer y su novio pasaban por el lugar en donde se encontraba Johnny y le dejaban comida, algo de dinero y otras cosas que le pudieran ser útiles.
Por semanas, la pareja convivió con Johnny hasta que por fin conocieron toda su historia, entonces se dieron cuenta de que debían hacer más por él. Fue entonces que tomaron la decisión de correr la voz en Facebook para que el hombre pudiera recuperar su vida. A través de la campaña GoFundMe, las personas conocieron la historia de Johnny y de manera voluntaria comenzaron a ser donativos, el objetivo era la cantidad de 10.000 dólares, así podría cubrir un alquiler y mantenerse algunos meses en los que recuperaba su vida y conseguía un trabajo.
Por fortuna y gracias al noble corazón de cientos de personas, el objetivo se cumplió y la pareja acudió a Johnny para darle la increíble noticia, algo que definitivamente no podía creer, él había dado sus únicos 20 dólares a una desconocida y ahora él recibía 10.000 dólares.
El hombre estaba emocionado, feliz y agradecido con la pareja y con todas las personas que lo hicieron posible pues con ello su vida cambiaría radicalmente.
La pareja asegura que continuará ayudando al hombre hasta que por fin recupere su vida pues admiran su gran corazón y creen que merece una segunda oportunidad.
La historia de Johnny nos regresa la fe en la humanidad, aún existen personas de gran corazón, personas nobles y generosas que aun sin tener nada, son capaces de darlo todo y en estos tiempos en los que sólo vemos malas noticias, esta hermosa historia merece ser compartida ¿no crees?Una gran prueba de que los pequeños gestos pueden ser un gran comienzo para construir un mundo mejor. Si estás de acuerdo con ello y te ha gustado esta historia, comparte con tus amigos y no olvides seguir apoyando nuestra página con un like. Necesitamos leer noticias así que nos inspiren a ser mejores personas y compartir con los demás pues nunca sabemos cuándo estaremos en su lugar.
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