A lo largo de la historia han aparecido una infinidad de expresiones artísticas sumamente interesantes, no obstante, la escultura nunca deja de impactarnos por la exactitud con la que sus autores retratan la infinita sensibilidad del hombre.
Como casi cualquier cosa en la vida de los seres humanos, la escultura tiene sus orígenes desde tiempos prehistóricos en los que el hombre concentraba todas sus fuerzas en la caza y la obtención de alimentos. Así, tenemos que las primeras manifestaciones escultóricas de las que existen registros son las puntas de flecha que los antiguos pobladores del mundo obtuvieron golpeando algunas piedras con otras. Lo hacían así hasta obtener una pieza afilada capaz de cortar la piel y la carne de los animales que mataban para comer.
Posteriormente, este arte, cuya intención era crear herramientas, comenzó a mutar hasta adquirir un carácter representativo aun más fiel que el que se pintaba en las cavernas como las de Altamira en España. Quienes esculpían lo hacían para crear alusiones a una realidad en tercera dimensión y por ello más fiel que las imágenes planas que ofrecían las creaciones sobre las paredes. De tal manera, esta disciplina pasó por su función ritual y política hasta llegar a nuestros días, donde lo mismo puede proponer y gritar consignas que engalanar las calles con su sola presencia.
A lo largo del mundo hay autores que dedican su vida a cultivar este fino arte, buenos o malos, todos y cada uno de ellos tienen una propuesta que vale la pena conocer, pero ¿cómo empezar a apreciarlo? La respuesta quizá se encuentre en las obras más representativas del género, es decir, aquéllas que se han posicionado como las esculturas más famosas de toda la historia.
El David (1501-1504)
Miguel Ángel Buonarroti
Lo hemos visto en miles de representaciones y parodias. Sin embargo, aunque su significado parece obvio, para muchas personas no lo es tanto y es que el personaje bíblico, al menos como nos lo imaginamos, está muy lejos de parecerse a esta escultura dotada de hombría y sensualidad, cuando la narración lo pinta como un pequeño y enclenque chico que —lleno de valentía— asesinó al soldado más poderoso del ejército fariseo.
Fuerza de la naturaleza
Lorenzo Quinn
La serie de esculturas que el mismo Quinn se ha encargado de repartir alrededor del mundo muestran una particular manera de representar al Universo. Podría decirse incluso que el artista propone un nuevo modelo de sistema planetario en el que absolutamente todo gira alrededor de la naturaleza y no del Sol, el hombre o Dios; lo cual en realidad hace mucho sentido si lo pensamos detenidamente.
El Pensador (1881-1882)
Auguste Rodin
Se trata del mismo Dante sentado frente a las puertas del infierno pensando en su famoso poema La divina comedia. Para muchos críticos representa un cuerpo torturado por fuera, pero un hombre lleno de esperanzas por dentro; alguien que dejó de ser un simple soñador para adquirir un carácter creador, justo como el que sólo puede tener el autor de una de las obras más grandes de la literatura universal.
Moái (700 d.C. - 1600 d.C.)
Desconocido
La creación de las 900 figuras de piedra que se encuentran repartidas a lo largo de la Isla de Pascua o Rapa Nui es aún uno de los secretos mejor guardados de la humanidad. Se cree que son representaciones de los antepasados de los antiguos habitantes polinesios de la isla, su función es la de esparcir el poder ancestral de los difuntos sobre sus descendientes.
La Piedad (1498 -1499)
Miguel Ángel Buonarroti
Aunque la de Miguel Ángel es la pieza más representativa de este estilo, la piedad o "pietà" es en realidad un enorme conjunto de esculturas que plasman el momento en que la virgen María sostiene entre sus manos a su hijo muerto. El término nace de una expresión romana que hace referencia a la devoción que muestra una persona —entre amor y temor— al postrarse frente a los dioses.
Venus de Milo (130 a.C. - 100 a.C.)
Alejandro de Antioquía
Encontrada por un campesino entre 1819 y 1820, esta escultura es una de las obras más representativas del periodo helenístico del arte griego. Fue el embajador francés en Constantinopla quien apoyó al general naval Jules Dumont D'Urville a realizar la compra de esta representación de Afrodita presuntamente tallada por Alejandro de Antioquía.
Balloon Dog (1994 - 2000)
Jeff Koons
Se trata de una serie de esculturas que el artista estadounidense realizó en un lapso de seis años. Al igual que lo hizo Duchamp, Koons utiliza elementos sencillos y sin mucho valor estético para criticar el consumismo en masa en que ha caído el arte. A pesar de que critica esta postura, estos enormes animales de globo han sido valorados entre 35 y 55 millones de dólares convirtiéndose en la obra más cara vendida por un artista vivo.
Es un hecho que a la escultura como a sus exponentes aún les falta mucho camino por recorrer; no obstante, a lo largo de ese andar seremos capaces de observar un procedimiento que probablemente resulte tan sorprendente como el producto en sí mismo. Aquél dorado punto en el que la escultura alcance la gloria en todo su esplendor, sin embargo, en pos de que sigan apareciendo propuestas, esperemos que ese momento esté todavía muy lejos.
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