Además de los masajes localizados también podemos recurrir a diferentes técnicas de relajación, a prácticas y estiramientos que nos ayuden a relajar tensiones y encontrar bienestar.
Nadie puede negar que nuestras vidas ajetreadas y el estrés que genera esto es “el mal del siglo XXI” y que trae muchas consecuencias negativas para nuestra salud.
En Japón han creado una técnica revolucionaria que promete despojarnos del cansancio, los nervios y la ansiedad en cuestión de minutos.
Un sencillo método milenario donde las manos juegan un papel fundamental para desaparecer el estrés que puede afectar la vida diaria de los padres y el manejo con sus hijos, puede ser la solución para mantener el equilibrio y tranquilidad entre todos.
¿Te gustaría conocerla? Entonces sigue leyendo este artículo.
El método japonés para reducir el estrés
El agotamiento y la fatiga, sumados a las obligaciones y las cargas, forman una combinación perjudicial para nuestra salud. Parece que el estrés es algo habitual y no así la salud y la tranquilidad.
En esos momentos en que las cosas en el trabajo o en casa se han complicado te aconsejamos que lleves a cabo una técnica oriental más que interesante.
En Occidente no sabemos el poder que tiene cada parte de nuestro cuerpo en general y los dedos de las manos en particular. Cada uno de ellos está relacionado con una emoción o un sentimiento diferentes.
La teoría indica que según el que presiones o masajes estarás aliviando un dolor específico.
Si pones una palma junto a la otra y presionas durante algunos segundos podrías llegar a erradicar lo negativo de tu vida (incluyendo ciertas dolencias o enfermedades que se desarrollan como consecuencia de las emociones tóxicas).
Para poder comprender mejor este mecanismo, primero hay que conocer el poder de cada dedo de la mano.
Pulgar: Preocupaciones, nervios y estrés.
Índice: Miedos.
Mayor: Ira, enojo y cólera.
Anular: Depresión, tristeza y falta de decisión.
Meñique: Pesimismo, falta de energía y ansiedad.
La explicación “científica” para esta técnica está basada en que las manos están conectadas con el cerebro, puntualmente, a la zona que se encarga de las emociones.
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