Nos hemos enterado de varios casos en que un perro camina por
iniciativa propia al cementerio en donde enterraron a su amo y se queda
haciendo guardia en la tumba. Y no estamos hablando de un solo caso, son
varios y en diferentes partes del mundo.
Entre
muchos casos, está Hachiko, el perro japonés emblema de la lealtad y la
fidelidad en la cultura japonesa. Este perro se hizo famoso porque cada
día caminaba de su casa a la estación de tren para recibir a su dueño,
quien regresaba del trabajo. Pero, cuando su humano falleció, continuó
yendo a la estación para esperarlo a lo largo de nueve años, hasta que
falleció.
Pero, pese a que muestran claras señales de dolor, no podemos estar
seguros de que nuestros amados amigos peludos sepan con certeza que
estamos muertos.
Entonces, ¿por qué algunos perros esperan junto a la tumba de sus amos durante años?
Cuando muere una mascota puede representar, sobre todo para los
niños, el primer contacto con la muerte y con el sentido efímero de la
existencia y la inevitabilidad de la muerte. Enfrentándola es como
nuestra conciencia se prepara poco a poco para que aceptemos más
fácilmente ese hecho doloroso.
Y, en el caso de los perros,
existen varios casos en los que han demostrado un gran pesar frente a la
ausencia de sus amos, recostados sobre la tumba y sollozando sin
control.
Entonces debemos preguntarnos: ¿los perros entienden la muerte?
Stanley
Coren, profesor de psicología de la Universidad de Columbia Británica,
indica que según las investigaciones actuales han podido demostrar que
los perros poseen una mente equivalente a la de un niño de entre dos y
tres años, y que definitivamente experimentan tristeza, dolor, incluso
depresión cuando falta su amo, pero carecen de la inteligencia
suficiente para comprender qué significa y qué implica la muerte.
En
el caso de los niños, sólo hasta los 5 años comienzan a entender
conceptos abstractos como el de la muerte y las ausencias definitivas.
Pero las investigaciones sobre cognición canina siguen apareciendo y
arrojan luz sobre su comportamiento: son animales complejos con un alto
grado de inteligencia social, y diversos estudios han demostrado que son
capaces de entender el vocabulario humano, así como juzgar el tono de
voz de una persona para saber qué significa lo que les están diciendo.
Esta “intuición social” es lo que les permite desarrollar estrechas
relaciones con los humanos y manifestar determinadas reacciones cuando
sus dueños mueren.
Sin embargo, Stanley Coren insiste en que la
capacidad de comprender el concepto de la muerte (la propia y la de
quienes nos rodean) es exclusivamente humana (y tal vez, de un pequeño
número de animales altamente cognitivos como los elefantes y algunos
primates).
Los perros, animales en extremo sociales, están muy
conscientes de la pérdida de un individuo importante en su entorno, pero
no necesariamente tienen la percepción de que se han ido para siempre.
Así que, cuando un perro espera a su dueño por años, probablemente
está esperando verlo de nuevo, y no se trata de guardar luto. Y, en este
punto es importante señalar que los perros no sólo nos ven como
proveedores de alimentos, sino que además conectan emocional e
intensamente con nosotros.
Esa lealtad, incluso después de que sus
propietarios hayan muerto, es una muestra del vínculo emocional que
existe entre las dos especies.
Y en cuanto a por qué algunos
perros esperan junto a las tumbas de sus humanos fallecidos, puede
deberse al extraordinario olfato que poseen. Cuando el cuerpo se
descompone libera más de 500 compuestos químicos diferentes, y ellos
pueden detectarlos fácilmente. Tal vez esta capacidad olfativa les
permite oler los restos de sus dueños y se sientan sencillamente a
esperar que aparezcan de nuevo.
Kittifuzz llegó a nosotros cuando mis hijos estaban creciendo y se crió entre juegos con pelota y revolcadas en el pasto en el jardín de casa, creo que nunca se sintió un perro sino un niño más. Cuando me voy de casa por un tiempo largo, se sienta en la escalera sin alegría y le digo : Kittifuzz, ven a despedirme que ya me voy. levanta su cabecita triste y regresa a la hibatación de mi esposa y mía a acurrucarse en su cama; no quiere saber que me voy.
ResponderBorrarson únicos los perros!!! el mio es el hijo humano que no tengo!
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