Probablemente has visto piezas artesanales llenas de colores, sus atuendos hermosos y llamativos; también has escuchado sobre su cosmovisión lejana y enigmática. Sabes que son parte de una cultura mexicana que ha trascendido a las vicisitudes de la historia y que han dejado una herencia marcada en la sociedad.
El nombre de la tribu es Vi-rá-ri-ka, que significa “adivinos”, pero todos los llamamos huicholes, degeneración del nombre tribal.
Fue Carl Lumholtz, el etnógrafo noruego precursor de los estudios sobre los indios de laSierra Madre Occidental de México, quien, en una clásica monografía, “Symbolism of the Huichol Indians” (1900), narró por primera vez al mundo exterior la extraordinaria ceremonia infantil a la que denominó “fiesta de las calabazas tiernas” de la cultura huichol. Fue después en 1986 que el Instituto Nacional Indigenista publicó "El arte simbólico y decorativo de los huicholes", libro de Lumholtz en el que relata diversos aspectos de la vida de esta cultura. Fueron aproximadamente cinco años los que Lumholtz pasó en convivencia con la tribu; para él los huicholes son muy emotivos y lloran o ríen con facilidad. Son músicos natos; cantan mucho mejor que cualquier otra tribu que conoció.
Todos sus cantos son religiosos; la religión para ellos es un asunto personal no una institución, por lo tanto, su vida es religiosa y llena de simbolismo.Y es justo el simbolismo nuestro punto de partida para mirar la vida y cultura del huichol, presente en objetos sagrados, rituales cotidianos, incluso en los elementos de la naturaleza; para ellos el agua de lluvia que corre por el suelo y los ríos que van en dirección al mar, son una serpiente. El mismo mar y sus oleajes también son este reptil. El shamán considera que el fuego también lo es, en concreto, una víbora de cascabel. Habría que aclarar que la vida de todo grupo social está llena de simbolismo, pero uno no puede equivocarse con el arte huichol, porque es literal.
Uno de los objetos más conocidos de su cosmovisión es el “ojo” o si’kuli, símbolo de poder y protección para los niños, la oración que expresa este objeto es que el dios pose su mirada en el suplicante, se utilizan en especial en la “fiesta de las calabazas tiernas”, atados con una cinta a la cabeza de los niños, porque se cree que así garantizan la salud de los infantes.
Un “ojo” es una cruz de varillas de bambú o paja, entretejidas con hilo o estambre de diversos colores, en forma de un cuadrado colocado diagonalmente, los colores varían de acuerdo al dios (pueden utilizarse en otros rituales o fiestas). El simbolismo en el arte de bordar se hace presente; la actividad es un estado de pureza ritual para complacer a los dioses, una de las plegarias al dios es ser un habilidoso del bordado.
En su libro "La endoculturación entre los huicholes", Anguiano y Furst, desde un punto de vista más analítico, señalan los elementos centrales del proceso de culturalización. Por ejemplo, la “fiesta de las calabazas tiernas” es elemento importante en la transmisión de una a otra generación, es un rito en el cual el niño aprende en qué consiste “ser un huichol”, a través de un metafórico viaje celestial al hogar de la Diosa Madre en el cual el “ojo” tiene gran importancia.
Más que cualquier otra población indígena mesoamericana de tamaño considerable, los huicholes han logrado resistirse a la cristianización de su religión y su vida ritual. Las poblaciones indígenas son uno de los grupos que más discriminación sufre en México, los aceptamos con sus costumbres pero a veces queremos que aquello que es diferente se adapte a lo que conocemos. Tenemos que aprender de los huicholes, de su resistencia tan característica, aprendamos a mantener nuestra cultura de la misma manera.
¿Quién dice que los grupos indígenas tienen que adaptarse a la sociedad moderna? Conozcamos y apreciemos el arte huichol como una forma de combatir la discriminación. Si aprendemos de todas aquellas enseñanzas que nos puedan dar, tal vez compartamos lo que el arte huichol nos transmita y veamos las cosas desde una perspectiva distinta a la que hemos tenido siempre. Usemos nuestra capacidad de adaptación entonces, para mirar y rendirles admiración a todos los pueblos indígenas que a su vez rinden tributo a nuestros antepasados.
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