Más
de doscientas cabezas de Buda observándote con una mirada relajada,
tranquila, beatífica. Moles de piedra que transmiten serenidad. Quizás
eso es lo que mejor recuerdo del Templo de Bayon. Esa sensación de paz
ante un conjunto impactante, fastuoso.
El Templo de Bayon es uno de los templos más representativos de Angkor, una antigua ciudad sagrada, que fue epicentro del Imperio Khmer, en Camboya.
Bayon está constituido por 54 torres con multitud de caras sonrientes que miran hacia los cuatro puntos cardinales.
El Templo de Bayon es uno de los templos más representativos de Angkor, una antigua ciudad sagrada, que fue epicentro del Imperio Khmer, en Camboya.
Bayon está constituido por 54 torres con multitud de caras sonrientes que miran hacia los cuatro puntos cardinales.
Las
caras no son todas iguales. Hay diferentes miradas, diferentes
sonrisas. Cada una tiene su matiz. Este matiz, a veces, proviene del
deterioro de la propia piedra.
Cada rostro es un puzzle imposible de piezas.
El Templo de Bayon fue construido en el siglo XII por Jayavarman VII, el rey que abandonó el hinduismo y se convirtió al budismo.
Cada rostro es un puzzle imposible de piezas.
El Templo de Bayon fue construido en el siglo XII por Jayavarman VII, el rey que abandonó el hinduismo y se convirtió al budismo.
Esta especie de Napoleón asiático llevó al Imperio Khmer a su máxima extensión.
Camboya, la antigua Kampuchea, albergó una de las civilizaciones más poderosas de la antigüedad.
En Bayon, la gente se perdía, se desperdigaba entre las caras. Algunos pintaban, otros contemplaban y otros se quedaban en silencio. Todos ellos, eso sí, con sus ojos bien abiertos.
Camboya, la antigua Kampuchea, albergó una de las civilizaciones más poderosas de la antigüedad.
En Bayon, la gente se perdía, se desperdigaba entre las caras. Algunos pintaban, otros contemplaban y otros se quedaban en silencio. Todos ellos, eso sí, con sus ojos bien abiertos.
El Templo de Bayon es (como no podía ser de otro modo) patrimonio de la humanidad de la UNESCO.
El Templo (y todo Angkor) pasó siglos enterrado, oculto, en la selva camboyana. No se sabe a ciencia cierta la fecha de su abandono.
El Imperio Khmer fue perdiendo esplendor de forma progresiva, hasta que la selva se lo tragó, lo devoró, lo hizo suyo.
El Templo (y todo Angkor) pasó siglos enterrado, oculto, en la selva camboyana. No se sabe a ciencia cierta la fecha de su abandono.
El Imperio Khmer fue perdiendo esplendor de forma progresiva, hasta que la selva se lo tragó, lo devoró, lo hizo suyo.
Fue
un botánico francés, de nombre Henri Mouhot, quien, en la segunda mitad
del siglo XIX descubrió las ruinas de la esplendorosa Angkor.
Descubrir como concepto occidental. No había nada que descubrir. La población local llevaba siglos conviviendo con aquellos templos semiderruidos.
Angkor es un complejo arqueológico inabarcable: A unos kilómetros de la ciudad antigua está Siem Reap, la ciudad nueva, el entramado de hoteles, tiendas y restaurantes que se ha construido para que puedan dormir, comprar y comer los miles de turistas que visitan, a diario, la capital del imperio khmer.
Descubrir como concepto occidental. No había nada que descubrir. La población local llevaba siglos conviviendo con aquellos templos semiderruidos.
Angkor es un complejo arqueológico inabarcable: A unos kilómetros de la ciudad antigua está Siem Reap, la ciudad nueva, el entramado de hoteles, tiendas y restaurantes que se ha construido para que puedan dormir, comprar y comer los miles de turistas que visitan, a diario, la capital del imperio khmer.
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