Santo Tomé y Príncipe: Si te cuesta decidir entre playa o montaña, estas son tus islas. Situadas en el golfo de Guinea, son parte del mismo país y reciben unas 12.000 visitas al año, en parte porque prácticamente no hay vuelos directos hasta ellas. Ambas combinan playas desiertas con montañas donde ir a practicar senderismo entre cascadas naturales y tierras volcánicas. El aeropuerto de Sant Tomé está tan cerca que se puede ir andando, y es fácil pasar de una isla a otra con los barcos de los pescadores.
Mauritania: Situado al noroeste de África, este país famoso por sus extensos desiertos recibe 29.000 visitantes al año. La Mezquita de Chinguetti es uno de los sitios más impresionantes para visitar, como también lo es el inquietante Cementerio de Barcos. Situado en la costa norte, éste se compone de decenas de embarcaciones abandonadas en el mar que forman un paisaje único. La acumulación de barcos se debe al hecho de que es más barato dejarlos en aguas internacionales que pagar los impuestos para su reciclaje.
Comoros: Famoso por el marisco y el carácter hospitalario de la gente, este país de mercados al aire libre y playas interminables recibe 15.000 turistas al año. Ubicado entre Mauricio y Seychelles, se diferencia de éstas porque está al alcance de más pasajeros. Eso sí: al ser un país de religión islámica, hay algunas prohibiciones culturales como puede ser el consumo de bebidas alcohólicas. Aunque el transporte público no funciona demasiado bien, es fácil moverse en autostop.
Afganistán: Aunque suena a conflicto bélico, Afganistán ofrece paisajes espectaculares y templos centenarios. Sus 17.500 viajeros anuales necesitan tomarse un tiempo para obtener el visado y el coste del billete es alto, pero pueden visitar templos budistas reconstruidos por la UNESCO, minaretes del siglo XII y lugares sagrados que han sobrevivido a la inestabilidad política. Las personas que han paseado por los mercados de Kabul coinciden en que allí se comen los mejores tomates del mundo. Y no les falta razón.
Moldavia: Situado –tanto territorial como culturalmente – entre Rumania y Ucrania, Moldavia es el país menos visitado de Europa. Los 11.000 turistas lo tienen claro: aunque Chisinau no ofrece muchas atracciones –excepto, tal vez, pasear por el bullicioso y caótico mercado central-, a las afueras de la capital se esconden verdaderas joyas. Éstas incluyen una de las mayores bodegas del continente europeo, especializada en licores dulces, y los impresionantes monasterios ortodoxos sobre las montañas.
Turkmenistán: Con 7.000 turistas anuales, es uno de los países más exóticos e interesantes para visitar. El cráter del Desierto de Karakum, que recibe el sobrenombre de “Puerta del Infierno” muestra un paisaje sobrecogedor que se ha fotografiado muy pocas veces. Estatuas doradas, huesos de dinosaurios en Koytendag, desiertos de color negro y una pasión desbordada por los jefes de estado son algunas de las características del país, cuyos ciudadanos adoran cenar con vodka.
Islas Marshall: Este estado descubierto por españoles recibe 6.500 turistas anuales. El vuelo es un poco caro, ya que sólo aterriza una compañía aérea, pero el submarinismo en los atolones es considerado uno de los mejores del mundo. Antiguo territorio utilizado para pruebas nucleares por los Estados Unidos, esconde restos de maquinarias enterradas bajo sus aguas. A diferencia de muchos otros lugares, en las Islas Marshall se puede acampar en la playa por la noche sin ningún problema.
Guinea Ecuatorial: ¿Un país donde hablar español en plena África? Eso es Guinea Ecuatorial, un territorio lleno de sorpresas que sólo recibe 6.000 visitantes al año. Conseguir un visado para entrar es una auténtica quimera, y es mejor no tomar fotografías por la calle porque los policías (o gente que se hace pasar por policías) se enfadan y quieren requisar las cámaras. Las ciudades de Bata y Malabo ofrecen la oportunidad de pasear por una arquitectura colonial española que ha sido adaptada al contexto africano.
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