viernes, 8 de diciembre de 2017

Todo por una selfie: La cruel realidad de los perezosos secuestrados de su hábitat para tomarles fotografías


El tráfico ilegal de animales ha sido un problema desde hace mucho tiempo. Esta cruel práctica ha llevado al borde de la extinción a muchas especies como rinocerontes y elefantes. En otras ocasiones, el maltrato que sufren los animales al ser separados de su hábitat les causa un estrés tremendo que disminuye su calidad y expectativa de vida.

El último caso de esta indignante práctica fue denunciado por la organización World Animal Protection, que publicó un video en YouTube en que se observa como unos cazadores furtivos sacan a un perezoso de su hábitat natural para venderlo como divertimiento para turistas, algo cada vez más común en la Amazonia de Perú. 


Los madereros ilegales cortan un árbol a hachazos para hacer caer al animal desde una altura de 30 metros y por lo general terminan vendiéndolo al mejor postor sin siquiera considerar su bienestar. Algunos de sus “clientes” ocasiones incluyen a empresas turísticas.
El turismo en zonas selváticas fomenta el conocimiento de la naturaleza y favorece el crecimiento económico, pero también se puede prestar a la explotación destructiva de la fauna salvaje. 

Un ejemplo de esto es la práctica cada vez más común de tomarse selfies sosteniendo o tocando animales salvajes. Según World Animal Protection, los perezosos son uno de los animales más utilizados para tomarse selfies, y al mismo tiempo son uno de los más vulnerables. Debido a que su metabolismo es extremadamente lento, los perezosos deben dormir entre 15 y 18 horas al día para mantenerse sanos. 


Además, la única manera que tienen para regular la temperatura de su cuerpo es moverse entre el sol y la sombra, por lo que ser separados de su hábitat les causa mucho daño. 

Al ser manoseados y sostenidos como si fueran accesorios, los perezosos sufren un grave estrés psicológico que disminuye su calidad de vida. Cuando no están siendo manipulados, algunos establecimientos los mantienen atados y llegan a dormir solo el 4% de lo que requieren. 

Esto acorta su vida a solo 6 meses, en vez de los 15 años que disfrutan en su hábitat natural. En Perú es ilegal comerciar criaturas salvajes, pero esto no ha evitado que los cazadores furtivos hayan convertido el sufrimiento de los perezosos en un negocio.


World Animal Protection reclama que deben ejercerse las leyes y crear mayor conciencia sobre el problema para empezar a acercarse a la solución.

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