Torres del Paine (Chile): Este parque natural posee 181.000 hectáreas y en él se puede disfrutar de un variado paisaje de valles, montañas, saltos de agua, ríos y lagunas, coronado por glaciares y rodeado de lagos con colores de diferentes tonalidades entre el azul y el verde. La mayor atracción son estas montañas y la enorme variedad de flora y fauna. Es uno de los sitios más visitados de Chile. El año pasado alcanzó 141.000 visitas, y se cree que para 2011 se llegará a los 160.000 turistas anuales.
Cataratas del Iguazu (Argentina-Brasil); Figura en todas las listas de lugares recomendados para visitar desde que los conquistadores españoles las descubrieron en el siglo XVI. Aunque están conformadas por 275 saltos alimentados por el caudal del río Iguazú, es la Garganta del Diablo la más visitada, por sus 80 metros de altura y porque los visitantes pueden estar a menos de un metro de la caída. Las cataratas rompieron su propio récord y en el año 2010 recibieron más de un millón de turistas.
El Monte Cook (Nueva Zelanda): Si quiere subir a la montaña más alta de este país, prepárese para vivir seis días de aventura. No es un ascenso fácil y el día de ataque a la cumbre es necesario emplear entre 16 y 20 horas para llegar a la cima, dependiendo de las condiciones físicas de cada turista. Si no está preparado para escalar, puede disfrutar del paisaje que ofrece esta reserva natural en una tierra descubierta en el siglo XVII y que recibe la mayor parte de los dos millones de visitantes que llegan al país.
Capadocia (Turquía): Hace tres millones de años en esta planicie se acumularon cenizas y lavas como producto de la erupción de dos volcanes cercanos. Al secarse quedó una capa de roca ligera y porosa que el viento y el agua se encargaron de esculpir hasta crear este extraño paisaje, coronado por valles de agujas, conos retorcidos y las famosas chimeneas de hadas, donde habitan los lugareños. Si decide visitar los tesoros mejor guardados de esta formación geológica única en el mundo, tendrá que hacer varios sacrificios como andar en burro por polvorientas carreteras sin pavimentar. Al final, sabrá que valió la pena.
Uluru (Australia): Para visitar esta formación rocosa que alcanza 348 metros de altura es necesario contar con el permiso de los aborígenes anangu, quienes son los guardianes de este lugar sagrado y sirven como guías turísticos. Si lo logra, podrá disfrutar del encanto de este mítico lugar que adquiere su mayor esplendor en las puestas de sol porque su color se torna rojizo. En las épocas más húmedas, la roca adquiere una tonalidad gris plateada, con franjas negras debido a las algas que crecen en las fuentes de agua. Pero tenga cuidado porque aquí no todo está permitido: no se puede escalar y hay algunos sitios que están vedados para cámaras de fotografía y video.
El Cañón del Colorado (Estados Unidos): Si quiere hacer parte de los cuatro millones de personas que visitan cada año esta majestuosa construcción de la naturaleza, tiene que acostumbrarse a las espectaculares dimensiones que ofrece: 446 kilómetros de longitud y casi 1.600 metros de profundidad. Para conocerlo puede caminar por el camino que lo bordea o si quiere experimentar una verdadera aventura, puede bajar al nivel del río y observar las huellas que ha dejado en la tierra el paso de más de 2.000 millones de años.