Sin misterios: Para esto no hay atajos mágicos: aprendemos a conducir conduciendo, y a leer se aprende leyendo. Cuanto más leamos mejor comprenderemos la estructura del lenguaje escrito y más disfrutaremos, porque eso de “a mí no me gusta leer” es completamente falso. Decir que no nos gusta leer es como decir que no nos gusta comer o que no nos gustan las películas. Habrá platos que nos gusten y otros que nos hagan vomitar, habrá películas que nos emocionen, otras que nos diviertan y otras que nos aburran soberanamente. Con los libros pasa igual, algunos pasan sin pena ni gloria y otros nos hacen vivir las aventuras más trepidantes de nuestras vidas, los amores más apasionados o los viajes más hermosos; y sí, también los hay insufribles. Si pensamos que no nos gusta leer, es solo porque aún no hemos encontrado el libro adecuado.
Elige bien y acertarás: Lo importante es cogerle el gusto a la lectura, y para eso es esencial hacer una buena elección de los textos con los que vayamos a trabajar. En primer lugar nos tienen que interesar o entretener y en segundo lugar deben adaptarse a nuestro nivel de lectura. Si no tenemos hábito, mejor no empezar con el Ulises de Joyce. Lo más apropiado será iniciarse con lecturas sencillas; libros de relatos o de aventuras. Algo entretenido y no muy extenso. Segurísimo que en breve vamos encontrando cada vez más novelas que nos gusten y acabaremos haciendo nuestra propia biblioteca en papel o digital.
Asocia palabras con imágenes: Esto es lo que todo lector hace y lo que nosotros debemos aprender a hacer, porque no solo disfrutaremos muchísimo imaginando lo que nos cuentan los libros, sino que también vamos a estudiar de forma mucho más eficaz. Tratemos de imaginar siempre aquello que leemos, porque si nuestro cerebro traduce en imágenes las palabras es porque estamos comprendiéndolas, y las imágenes son más fáciles de memorizar.
Lee un par de párrafos y resume: Hay que empezar poco a poco. Leemos unos párrafos y nos preguntamos qué hemos leído. Luego lo resumimos en un par de líneas. Esto deberíamos hacerlo solo una vez al día porque si nos obligamos a resumir todo lo que leamos, se nos va a hacer tan aburrido que no vamos a querer coger un libro más en la vida.
Practica en voz alta cuidando la entonación y en silencio sin mover los labios: Una parte de lo que leamos debe ser en voz alta para practicar nuestra entonación y pronunciación. Tenemos que esforzarnos en vocalizar y en comprender lo que estamos diciendo. Cuando leamos en silencio hay que acostumbrarse a no señalar la línea por la que vamos y a no mover los labios.
Lee despacio: Para mejorar tu comprensión lectora, debes leer despacio cada línea. Así te sentirás obligado a entender oración por oración.
Tranquilidad: Es necesario que leas en un lugar tranquilo para que puedas concentrarte. Toda tu atención debe estar en la lectura. Lee en silencio y sentado, disfruta lo que lees así es más fácil comprenderla.
Preguntas: Cuando termines de leer, debes realizarte preguntas sobre el entorno del texto. La idea es que recuerdes lo sucedido. Así podrás darte cuenta si la comprendiste.
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