Muchas civilizaciones antiguas estaban conectadas entre sí: En un mundo en donde no existían teléfonos, Internet ni aviones, la gente igual vivía en pleno contacto. Griegos, romanos, egipcios, chinos, etc., todos tenían algún tipo de contacto. Ya sea por el avance en territorios conquistados o el intercambio de bienes a través de rutas comerciales, por ejemplo, la ruta de la seda, estas civilizaciones no solo interactuaron entre sí constantemente, sino que aprendieron y adoptaron costumbres: desde estilos arquitectónicos a religiones.
En la India Antigua se realizaban cirugías plásticas: A diferencia de otras civilizaciones antiguas, en India no usaban casco a la hora de ir batalla, por lo que era común que regresaran a casa sin una oreja, parte de la nariz o múltiples cortes faciales. Los médicos de la India practicaron lo que se cree fueron las primeras cirugías pláticas, próximo al 500 a. E. C., siendo la rinoplastia la operación más requerida. Eso sí, la técnica no se parecía a las actuales. Una curiosidad muy interesante es que en vez de las suturas que conocemos hoy, para entonces se utilizaban hormigas de bengalí para cerrar heridas, ya que sus tenazas funcionaban de una manera similar a las grapas modernas. Bastaba con remover a la hormiga después y, una vez que la herida sanara, quitar el resto.
Los bárbaros eran quienes no hablaban griego: Cuando nos hablan de los pueblos bárbaros nos imaginamos grupos de gente primitiva que atacaba los grupos organizados y que florecían en conocimiento y habilidad. Sin embargo, el término Bárbaro se utilizaba para describir a cualquiera que no hablara griego, y no tenía una connotación altamente negativa, era solo una forma de nombrar a los extranjeros. Un habitante de la Antigua Roma, también hubiese sido considerado un bárbaro.
La caída de Roma no terminó con el Imperio Romano: En el 476 d. E. C., Roma cayó en manos de los llamados Vándalos, originarios de Alemania. Eso no significó el fin del Imperio Romano. Los romanos habían establecido ya hace tiempo su gobierno y «capital» en Constantinopla, por lo que la perdida no fue tan grande. Además, quienes se tomaron Roma no realizaron grandes cambios y gente de varias culturas se fueron mezclando. Durante los siglos siguientes, los imperios fueron dividiéndose en reinos, pero nunca existió una caída estrepitosa.
Los romanos no inventaron la crucifixión: Por la herencia religiosa de Occidente, al hablar de crucifixión inmediatamente nos remontamos a la escena bíblica de Cristo por parte de los romanos, pero no fueron los romanos quienes inventaron este cruel método de castigo. En realidad fueron los persas quienes inventaron la crucifixión y aunque muy pocos lo saben, culturas como la egipcia, cartaginiense, india e incluso hasta celta, la utilizaban como forma extrema de castigo. Pese a que asociemos a los romanos con la crucifixión, dicha civilización solo la utilizaba para los castigos contra los criminales más duros y nunca en sus habitantes.
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